
Creo interesante publicar una serie de tres mapas que he localizado, y que, sin duda alguna, pueden facilitar la lectura de alguna de las últimas entradas del Blog.
En el primer mapa podemos ver Europa bajo el dominio de Napoleón I, emperador de Francia. En azul, el imperio francés propiamente dicho, el cual se anexo, directamente, los Países Bajos, norte de Alemania (lindante con Dinamarca), las llamadas Provincias Líricas o Ilíricas (la salida al mar del imperio de Austria), toda la Liguria italiana así como el Lacio. En verde los estados que, de una manera u otra, dependían de Francia.
El mapa de abajo, muestra como quedó Europa tras el Congreso de Viena de 1815. Vemos que, más o menos, las fronteras volvieron a la situación de antes de Napoleón. No obstante, como temas destacados se observa la desaparición de Polonia (que se reparte entre Austria, Prusia y Rusia), la creación de la corona Belga-Holandesa y de la corona Sueco-Noruega. Noruega era parte de Dinamarca, pero se quiso castigar a este país por el apoyo que prestado a Francia, y con la creación de el Reino de los Países Bajos (con Holanda y Bélgica), se quería impedir una nueva agresión francesa a Holanda. A Rusia se le reconoció la anexión de Finlandia y Besarabia. Austria se incorporó la Galitzia polaca y Venecia (formando el reino Lombardo-Veneto) y recuperó la costa Dálmata del Adriático. Prusia logró la mitad de Sajonia y la Renania
En el primer mapa podemos ver Europa bajo el dominio de Napoleón I, emperador de Francia. En azul, el imperio francés propiamente dicho, el cual se anexo, directamente, los Países Bajos, norte de Alemania (lindante con Dinamarca), las llamadas Provincias Líricas o Ilíricas (la salida al mar del imperio de Austria), toda la Liguria italiana así como el Lacio. En verde los estados que, de una manera u otra, dependían de Francia.
El mapa de abajo, muestra como quedó Europa tras el Congreso de Viena de 1815. Vemos que, más o menos, las fronteras volvieron a la situación de antes de Napoleón. No obstante, como temas destacados se observa la desaparición de Polonia (que se reparte entre Austria, Prusia y Rusia), la creación de la corona Belga-Holandesa y de la corona Sueco-Noruega. Noruega era parte de Dinamarca, pero se quiso castigar a este país por el apoyo que prestado a Francia, y con la creación de el Reino de los Países Bajos (con Holanda y Bélgica), se quería impedir una nueva agresión francesa a Holanda. A Rusia se le reconoció la anexión de Finlandia y Besarabia. Austria se incorporó la Galitzia polaca y Venecia (formando el reino Lombardo-Veneto) y recuperó la costa Dálmata del Adriático. Prusia logró la mitad de Sajonia y la Renania

En el último mapa (abajo), podemos ver la formación del imperio alemán. Tras las ganancias territoriales de Prusia del Congreso de Viena (1815), no fue hasta 1866 que se anexó los territorios de Schleswig-Holstein (ganados a costa de Dinamarca), paralelamente y a consecuencia de la victoria prusiana en la guerra de los ducados, también se anexó el reino de Hannóver, el electorado de Hesse y el ducado de Nassau, con lo cual Prusia logro una continuidad territorial desde Renania hasta la Prusia oriental. Tras la guerra franco-prusiana, con la victoria de esta última potencia, fue creado el imperio alemán, con la incorporación de Alsacia y Lorena (cedidas por Francia en virtud del tratado de Francfort.
