diumenge, 31 de maig del 2009

ALEMANIA DESDE LA REVOLUCIÓN FRANCESA


Federico Guillermo III, rey de Prusia y elector de Brandemburgo


Creo interesante realizar, a breves trazos, un comentario sobre la evolución que sufrió Alemania a partir de 1789, año de la revolución francesa, y que cambiarían el mapa y la historia de Europa, influyendo en el futuro de la monarquía austríaca.
Empezaremos diciendo que una fracción importante de la inteligencia alemana acogió favorablemente la Revolución de 1789, aunque fue alejándose de la misma al comprobar que giraba hacía un carácter terrorista y expansionista. Si bien es cierto que los ejércitos franceses fueron aclamados por un pequeño número de intelectuales (como en Maguncia), la opinión pública se mostró bastante pasiva ante las guerras dinásticas contra la Francia revolucionaria. Finalmente todas estas guerras conllevaron a la anexión por Francia de la orilla izquierda del río Rin, anexión que tuvieron que reconocer tanto Prusia (Tratado de Basilea de 1795) como el imperio austríaco (Tratado de Lunéville de 1801), pasando a manos francesas territorios históricos del sacro imperio. Pero no acabó aquí la cosa, en la dieta de Ratisbona (1802) se simplificó el mapa político de Alemania, siempre en beneficio de los "clientes" alemanes de Francia, eliminando principados y anexandolos a otros estados. Finalmente, como ya hemos indicado en otras ocasiones, se llegó a la desaparición del Sacro Imperio romano-germánico en 1805, y se creó la confederación del Rin, cuyo jefes de estado (los reyes de Baviera y Wurtembureg, el gran duque de Baden, etc...) estaban unidos por matrimonio a la dinastía napoleónica y buscaron, al igual que en Francia, una modernización de las instituciones y de la sociedad, mimetizandose con las reformas francesas pero siempre bajo el espíritu del despotismo ilustrado.

De todas formas, la obra napoleónica sólo tuvo una existencia efímera, ya que en el conjunto de países conquistados o amenazados de serlo, explotó una viva reacción patriótica, la cual se apoyó en la resurrección del pensamiento nacional y en el romanticismo, el cual oponía el igualitarismo abstracto de los franceses al valor de la historia, a la comparación del estado a un organismo vivo y al respeto de las jerarquías sociales.

Pero la orientación que tomó todo este movimiento de liberación fue lo que inquietó, cuando cayó Napoleón, a los partidarios del Antiguo Régimen.



Maximiliano I, elector y primer rey de Baviera


De esta manera y preocupado ente todo de restablecer en Alemania el dominio de Austria, en el congreso de Viena de 1815 el canciller austríaco Metternich se erigió en defensor de la reorganización de Alemania bajo la forma de na confederación de 38 estados, con un solo organismo común, una dieta formada por los delegados de los respectivos gobiernos y presidida por Austria, en la que, finalmente, sería necesaria la unanimidad para todas las grandes decisiones. En el pensamiento de Metternich, para quien el equilibrio entre los estados y en el interior de éstos constituía el eje de su "sistema", era importante preservar a Alemania (y a Italia, donde los Habsburgo tenían intereses) de toda evolución hacia las ideas unitarias y constitucionales; por ello era necesario que los soberanos, reunidos periódicamente en asamblea, crearan una policía internacional contra la revolución, que actuara como un mitológica hidra dispuesta a engullirlo todo a su paso. En este afán de preservar el orden monárquico (y con ello la existencia de la misma Austria) y la jerarquía aristocrática, lo que sólo podía garantizarse mediante un estrecho entendimiento entre Austria y Prusia, Metternich podía apoyarse en la necesidad de paz tras las guerras napoleónicas y en la orientación conservadora de la sociedad influida por los efectos del romanticismo así como con el despertar religioso de los pueblos (tanto católicos como protestante).



Príncipe de Metternich, canciller de Austria


De este modo, y bajo la influencia de Metternich, la obra reformadora en Prusia (iniciada durante la etapa napoleónica) quedo totalmente detenida. Pero en toda Alemania ya empezaban a trabajar una fuerzas progresistas a menudo de forma exaltada, como el caso de la Burschenschaft (organización patriótica estudiantil alemana), las cuales chocaron repetidamente con la brutal represión policíaca y la censura establecidas por Metternich. No obstante, y aprovechando el hecho de que los soberanos de la Alemania de sur habían dado su conformidad a unas constituciones para unificar bajo idénticas leyes territorios hasta entonces dispares, un cierto número de burgueses liberales se aferraron a estas nuevas instituciones para orientarlas en favor del constitucionalismo, ya fuera según el patrón francés o el patrón de autogobierno británico, y aunque se corrió el riesgo del radicalismo de dichas posturas los medios de represión de los soberanos lo impidieron.


Fracisco I emperador de Austria y último emperador del Sacro Imperio

divendres, 1 de maig del 2009

LA GUERRA AUSTRO-PRUSIANA. EL DESENLACE FINAL

Cuadro sobre la batalla de Sadowa

¿Qué decisión tomará Napoleón III?. Francia estaba dividida en esta guerra: el emperador Napoleón era favorable a Prusia y, en cambio, la emperatriz Eugenia apoyaba incondicionalmente a la católica Austria por el miedo que le despertó el enorme potencial bélico prusiano en la batalla de Sadowa y el temor a una posible invasión de Francia en cualquier momento, "cualquier noche nos acostamos franceses y nos levantamos prusianos" dirá Eugenia, aunque no logrará convencer ni al gobierno francés ni a su marido, ya que este último teme cualquier enfrentamiento con el ejercito prusiano.
El 2 de julio, la víspera de la batalla de Sadowa, Francisco José de Austria pedirá a Napoleón III que obtenga el armisticio en Italia y firme el tratado de cesión de Venecia para que, de este modo, Francia ocupe el territorio veneciano y Austria se vea libre de posibles trampas de los italianos si son ellos los que ocupan Venecia. El emperador austríaco es de la opinión que es mejor ceder Venecia a perder territorios alemanes.

Austria (rojo) y sus aliados (rosa) Prusia (azul marino) y sus aliados (azul celeste)
En verde los estados neutrales

Austria (rojo) sus aliados (rosa). Prusia (azul oscuro) y sus adquisiciones territoriales (azul celeste) tras la guerra


Napoleón III declarará: "Hemos ganado Venecia para otros y, en cambio, hemos perdido Renania", y a ello el conde Fleury replicará : "No hemos perdido absolutamente nada, sire; por el contrario, es ahora o nunca cuando tenemos la oportunidad de reconstruir el mapa de Europa".

Así, pues, el emperador francés tendrá que decidir entre ceder a la "encantadora" diplomacia de Guillermo I y a una paz inmediata, que podría llevar a una guerra inminente entre Francia y Alemania; o bien aliarse con Austria para frenar las ambiciones prusianas e italianas, con el peligro de entrar en guerra con ambas naciones. Para evitar problemas, Napoleón negociará en detrimento de Austria, con lo cual va a ayudar a la creación de una gran Prusia. Comunicará al embajador austríaco en París su postura y recomendará a Austria el que acepte el armisticio que pueda ofrecerle Prusia.

Eugenia, emperatriz de los franceses

Para la firma del armisticio Prusia exigirá la aceptación de unos preliminares de Paz, en los cuales será condición sine qua non la salida de Austria de la Confederación Germánica, porque, para Prusia, el resto carecerá de toda importancia. El resto de lo preliminares, básicamente, serán los siguientes:
-Se respetará la integridad territorial del imperio austríaco, salvo Venecia que ya que sido cedida.
-El pago de una indemnización de 20 millones de florines por parte de Austria a Prusia.

Francia, con el apoyo de Bismarck, va a ayudar a que se cumplan estas condiciones y a convencer al rey prusiano Guillermo I a que renuncie a Bohemia (ya que quería anexarla a Prusia). Bismarck hará ver a su soberano la conveniencia de respetar la integridad territorial de Austria ya que en un futuro puede ser una valiosa aliada.


Kaiserin Elisabeth de Austria

Recapitulando, hemos de decir que tras la derrota en Sadowa el ambiente en Viena estaba muy enrarecido. Cada día llegan a la capital imperial miles de heridos en la guerra, a los cuales consolará la emperatriz Elisabeth, ganandose las simpatías de sus súbditos. En cambio el emperador Francisco José se ha hecho muy impopular, ya que la opinión pública lo acusa como el culpable de los desastres de la guerra.
En Viena empieza a cundir el pánico ante una inminente ocupación prusiana de la ciudad. La familia imperial (con la excepción de la madre del emperador, la archiduquesa Sofia) y el gobierno se trasladan a Budapest el 9 de julio. También huyen de la ciudad las clases acomodadas.
Es tal la situación en el imperio que ante el temor de una insurrección húngara, la emperatriz Elisabeth sugiere a Francisco José que nombre al húngaro Andrássy ministro de Asuntos Exteriores para, así, lograr el apoyo de los liberales húngaros, pero el emperador no lo hará por miedo a un posible régimen constitucional.

Imagen de las tropas prusianas ante Sadowa

Finalmente Francisco José cayó en la trampa tendida por Bismarck y concertó una paz aceptable tras la simple derrota de Sadowa. La realidad era que el ejercito prusiano estaba diezmado por una epidemia de cólera y además, económicamente, Prusia no era capaz de financiar una guerra larga a la vez que militarmente no había nada realmente decidido, tan sólo una importante batalla pérdida por Austria. Así pues, de esta manera, Francisco José selló el destino de los Habsburgo, dejando de ser los árbitros de Alemania, y a partir de ahora la monarquía no tendría otro espacio que administrar que el situado entre Alemania y Rusia, es decir, sus propios estados.

El rey de Sajonia Juan I

El 27 de julio se ratificó la convención del armisticio, el cual entró en vigor el 2 de agosto. Con la firma del mismo, Prusia recibirá:

-20 millones de florines
-Se anexionará Hannover, Hesse-Kassel, Frankfourt, Schleswig y Holstein.
-Organizará una Confederación de estados de Alemania del norte
-Y logrará que Austria quede definitivamente excluida de Alemania-

De todas manera, y como una cuestión de honor por la ayuda recibida, Austria exigirá para la firma del armisticio que Prusia no se anexione el reino de Sajonia, condición que finalmente será aceptada por Prusia.

De esta manera los Habsburgo se verán expulsados tanto de Italia como de Alemania, cuna de su verdadera casa y su verdadera razón de ser.