dimecres, 4 de febrer del 2009

EL ÚLTIMO SOBERANO HABSBURGO (1)

Retrato del emperador y rey Carlos de Habsburgo

En un post de septiembre de 2008 habíamos hablado de la emperatriz Zita, ahora es el momento de hablar de su esposo, el emperador Carlos. En este caso, y dado el momento histórico que le tocó vivir, nos centraremos más en su vida pública y, para no hacer entradas excesivamente largas, lo dividiré en dos, máximo tres, apartados. Espero que os resulte tan interesante como la vida de la emperatriz Zita.
El nombre completo de Carlos I de Austria, IV de Hungría y III de Bohemia era Karl Franz Josef Ludwig Huber Georg Maria Von Habsburg-Lotharingen, fue el último de los soberanos de la doble monarquía austro-húngara, y su reinado fue breve, tan sólo dos años ( de noviembre de 1916 a noviembre de 1918). Es conocido como Beato Carlos de Austria, Emperador y Rey.
Carlos nació en Persenbeug el 17 de agosto de 1887, hijo de Otón, que era popularmente conocido como el "bello archiduque", y de María Josefa de Sajonia, hija del último rey de Sajonia. Su padre (Otón) era el hermano menor de Francisco Fernando, heredero al trono imperial y real. Otón se caracterizó por llevar una vida disoluta y escandalosa y, en cambio, María Josefa era muy piadosa y prudente y se dedicó en cuerpo y alma a la educación de sus hijos.
Carlos estudió en el prestigioso instituto benedictino de Schottengymnasium (Viena), y a los 18 años, como muchos Habsburgo, abrazó la carrera militar. Fue nombrado oficial de caballería y durante esta época siempre mostró un gran interés por todos los proyectos del archiduque Francisco Fernando, aunque supo mantenerse al margen de la vida política.
En el año 1911 se casa con la princesa Zita de Borbón-Parma, hija del último duque de Parma, con la que tuvo seis hijos, siendo Otto el primogénito. En el año 1912 es ascendido a jefe de escuadra y se instala cerca de Schönbrunn, en el palacio de Hetzendorf.
Desde el inicio de la Gran Guerra, en 1914), ya convertido en heredero del trono tras el asesinato del archiduque Francisco Fernando, y de forma prudente, permaneció al margen de las decisiones del emperador y de su Gobierno, aunque participó activamente en el conflicto, primero como oficial del Estado Mayor en el Cuartel General de Teschen; y en 1916, ascendido a Teniente General del ejército, participó en la ofensiva en el frente italiano a la cabeza del 20º cuerpo, posteriormente fue enviado a Galitzia para levantar la moral de las tropas después de la ofensiva de Broussilou.


Carlos con su madre y su hermano Max.

Tras su subida al Trono (1916), tomó personalmente la dirección de sus ejercitos e instaló el Gran Cuartel General en Baden y una de sus primeras decisiones fue relevar al Mariscal de Campo Conrad que era el Jefe del Estado Mayor (desde 1907) que había dirigido hasta ese momento la guerra, para dejar bien claro que, desde este momento, los militares dejaban de dirigir la política de la doble monarquía. Menos suerte tuvo con el conde Tisza, que era el Primer Ministro de Hungría (Presidente del Consejo Húngaro), el cual logró imponerle un coronación a corto plazo, con lo cual el rey quedó obligado a jurar solemnemente la constitución húngara, lo cual le impidió llevar a cabo cualquier clase de modificación del compromiso austro-húngaro de 1867. El conde le recordó que, según la Pragmática Sanción de 1713, tras la muerte del rey, el nuevo rey de Hungría debía aceptar la corona de San Esteban en los seis meses siguientes. La coronación del rey Carlos IV de Hungría y de la reina Zita fue el último gran fasto de la monarquía, la cual, con este acto, reforzó los lazos de los Habsburgo con Hungría.


Coronación de Carlos como rey de Hungria


Creo interesante explicar, brevemente, como se desarrolló el ritual de la consagración de Carlos como rey de Hungría:

Para tan magno acontecimiento, Budapest se engalanó con arcos de triunfo, tapices y adornos florales, todo ello entre un gran entusiasmo popular. El día elegido para la coronación fue el 30 de diciembre de 1916. Carlos y Zita entran en el Templo de Nuestra Señora al compás del Ecce Sacerdos Magnus. Una vez dentro del Templo, suena el Veni Creator y se inicia el ritual:

-Un Prelado pregunta, en latín, a los obispos y eclesiásticos allí reunidos: -¿Deseáis elevar a este muy insigne caballero, aquí presente, al rango supremo de la realeza?-

-Si, lo deseamos- (contestan al unísono)

-Entonces, el Prelado se vuelve hacía el arzobispo de Kalocsa y le pregunta: -Y vos ¿Creéis que merece recibir esa dignidad?-

-Si, lo creo- responde el arzobispo.

-El Prelado entona un Deo Gratias. Carlos se postra en el suelo y es ungido con los Santos Óleos. A continuación se le muestra una espada, símbolo de poder y dominio.

-ACCIPE GLADIUS (recibe la espada) recita el Prelado. Acto seguido, tres dignatarios, rodeados por los Prelados, le ciñen la espada a la cintura. Carlos, como manda el ritual, la desenvaina y se vuelve hacia la asamblea, blandiendola tres veces. La mantiene el alto y la vuelve a blandir tres veces más. Tras la ceremonia de la espada, le traen el manto real (bordado por Gisela, la esposa de San Esteban).

-Luego el Prelado realiza la siguiente oración: -Ponedle Señor el peso de la soberanía y haced que sea un gobernante fuerte, justo, fiel, sagaz e infatigable.- Se acerca a Carlos portando la Corona y recita la formula ACCIPE CORONAM (recibe la corona). Carlos se arrodilla y es coronado. A continuación pone la corona sobre la espalda de Zita, como símbolo del apoyo que la reina deberá prestar al rey en su misión. Carlos es conducido al trono, donde se le pone el cetro en sus manos: "Recibid el cetro de la Fuerza y de la Verdad, símbolo de la bondad con la que debéis licitar a los buenos y del rigor con el que debéis castigar a los perversos. Debéis guiar a los que viven en el error, levantar a los que desfallecen, confundir a los soberbios y enaltecer a los humildes". El rey toma el cetro en su diestra y con su mano izquierda la manzana de oro de la realeza, adornada con una doble cruz.

Tras el ceremonial, Tizsa grita: ¡ Viva el Rey!, grito que es coreado por los asistentes y por los que aguardan fuera del templo, entre los repiques de las campanas y de los disparos de los cañones. Carlos y Zita están en el trono mientras reciben la reverencia de los allí presentes, en señal de respeto y sumisión. Comienza la Eucaristía y el Rey nombra a los nuevos caballeros según la usanza medieval.

Carlos, más que coronado, fue consagrado rey apostólico de Hungría, y eso pesará mucho en el corazón del soberano, y ninguno de sus pueblos tendrá un lugar tan preciado en Carlos como el húngaro.
Carlos y Zita

El nuevo soberano estaba convencido de que la monarquía dual tenía necesidad de reformas y aún más de concertar la paz, aunque fuera al precio de la ruptura con el imperio de Alemania, ya que él, como buen militar que era, sabía cual era el precio de una guerra larga. En este sentido hemos de fijarnos en sus palabras, antes de ser coronado, que dirigió a todos sus pueblos:
"Quiero hacer lo imposible por desterrar, el el más corto espacio de tiempo, los horrores y los sacrificios de la guerra y devolver a mis pueblos las bendiciones perdidas de la paz tan pronto como lo permitan el honor de las armas, las condiciones vitales de mis estados y de sus fieles aliados y la testarudez de nuestros enemigos... Quiero mantener las libertades constitucionales y los demás derechos y velar con sumo cuidado por la igualdad jurídica para todos. Animado por un amor profundo hacia mis pueblos, quiero consagrar mi vida y todas mis fuerzas a esta sublime tarea"

Pero para llevar a cabo esta tarea a buen término, Carlos dispondrá de un margen de maniobra muy reducido. Podrá apoyarse en Zita (dos hermanos suyos combatian con la Triple Entente, en el ejército belga) y poco más.

Carlos decidió nombrar ministro de Asuntos Exteriores al conde Zernin, miembro destacado de la aristocracia bohemia, que era hostil a la clase política húngara y que ya había servido con el archiduque Francisco Fernando. También quiso hacer una serie de concesiones a los serbios, checos y eslovacos, pero las condiciones precipitadas de su coronación le habían atado las manos en este sentido, al tener que cumplir a rajatabla el compromiso austro-húngaro.

En todo este orden de cosas, el emperador Guillermo II de Alemania desconfiaba de su nuevo aliado, pese a ello, en agosto de 1917, se reanudaron las negociaciones relativas a la unión aduanera entre los imperios centrales con el fin de negociar unas tarifas preferentes para ciertos productos, sin que llegara a una eliminación arancelaria completa ,ya que Austria-Hungría quería proteger a su industria de la competencia alemana. En el orden político ambos imperios tenían profundas diferencias en relación al futuro de Polonia en caso de victoria:

-El Estado Mayor de Alemania pretendía crear un protectorado alemán en la Polonia rusa.

-El imperio Austro-Húngaro quería reunir a todos los polacos de Galitzia y de la Polonia rusa en un protectorado de los Habsburgo, transformando la monarquía dual en una triple monarquía (austro-húngara-polaca).