dimarts, 23 de desembre del 2008

MITOS Y LEYENDAS DE UNA GRAN DINASTÍA

Todas las grandes dinastías tienen un pasado que se pierde en el tiempo, un pasado más o menos glorioso, que se fue mitificando a medida que aumentaba el poder de sus soberanos. La dinastía de los Habsburgo no fue ninguna excepción.
En 1273, Rodolfo de Habsburgo fue elegido rey de Germania, él era la cabeza de un importante linaje situado en la Suiza de habla alemana y en la Alta Alsacia, cuyos orígenes llegan a remontarse al Siglo XI. El centro de gravedad de todos sus dominios era el actual cantón suizo de Aargau y, más en concreto, el área de la fortaleza del gavilán, de la cual existen testimonios de su existencia desde el año 1020 (en alemán HABISCHTSBURG, lo que, por contracción, dará lugar a HABSBURG). La cuna de la gran Casa de Austria se sitúa en el antiguo reino de Lotaringia, en pleno corazón de Europa.
Pero los orígenes de la dinastía fueron adornados muy pronto a instancias de los mismos Habsburgo, pesarosos de un origen relativamente modesto y de su condición de advenedizos tras la elección real de 1273.
Al no poder vincular su linaje con el de las primeras dinastías alemanas, como los Salios o los Staufen, pronto se empezó a difundir la leyenda (desde principios del siglo XIV), de que los Habsburgo descendían de una familia de patricios romanos, los Colona, los cuales se vinculaban, a través de los Condes de Tusculum, con la gens Julia y, por consiguiente, a Julio César. Los Habsburgo creyeron en esta leyenda, que ellos mismos ayudaron a crear, hasta apróximadamente 1450, porque con ella apoyaban su pretensión al trono germánico en la época en que se veían excluidos de esa corona porque reinaba la Casa de Luxemburgo
En el siglo XV apareció una nueva teoría, según la cual los Habsburgo serían descendientes de los Pierleoni, condes del Aventino, y, a través de ellos de la gens de los Anicios. Esta nueva leyenda tenía la ventaja de poner de relieve la santidad de la dinastía, ya que el Papa Gregorio Magno (590-604) y san Benito (fundador de los benedictinos), pertenecían a los Anicios. Esta leyenda, muy favorable a los Habsburgo, se da en un momento en que hay un rebrote del poder político del papado (1476)




Por esa misma época apareció una nueva leyenda según la cual la Casa de Austria tenía un origen franco, ya que se la vinculaba con los merovingios, remontandóse más allá de los carolingios. Estos nobles antepasados francos permitían a los Habsburgo encontrar su origen en los troyanos. El principal adepto a esta teoría fue el emperador Maximiliano I, ya que de esta manera se erigía en sucesor legitimo de los reinos merovingios y carolingios de la Galia y la Germania. De esta manera podían justificar su expansión hacia Europa occidental y sus pretensiones sobre la herencia borgoñona.
La teoría anterior fue remitiendo a medida que desaparecían los conflictos entre Francia y los Habsburgo y nacía la rivalidad austro-prusiana en Alemania
Ya en el año 1649 surgió una nueva teoría, según la cual los Habsburgo descendían de los duques de Alsacia, una Casa fundada por Eticón, que reinaron en Suabia y Alsacia (en la Alta Edad Media). Así, pues, esta Casa de Alsacia, sería la cuna de los Habsburgo y de los duques de Lorena. Vemos, a simple vista, lo ventajosa que era esta teoría en un momento en que la archiduquesa María Teresa (la futura emperatriz del Sacro Imperio Romano Germánico, de la que ya hemos hablado anteriormente) contraía matrimonio con el duque de Lorena Francisco III (futuro emperador). De esta manera la nueva dinastía Habsburgo-Lorena venía a ser la restitución de la "Casa de Alsacia", fundada por Eticón.
Ya en el siglo XIX, historiografos de renombre condenaron todas estas hermosas e ilustres teorías sobre el origen de los Hasburgo, aunque nadie haya podido demostrar de manera fehaciente que los orígenes carolingios de la Casa de Austria sean completamente falsos.



NOTA: Arriba, mapa del Imperio Carolingio. En el centro, mapas de la desintegración de dicho Imperio. Abajo, corona del Sacro Imperio.